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Mañana de domingo

Mañana de domingo

31 diciembre 2019

Seguís durmiendo, sin ningún problema, a pesar de que el sol me obliga a cerrar las cortinas.

La gata juega, inquieta, correteando por la casa sumida en esta oscuridad artificial. Yo saco la compu y me pongo a teclear, sin muchas ideas. Una sola frase me da vueltas por la cabeza. La escribo, en grande. Me quedo mirándola, mientras el cursor titila al final de la última letra.

Mi mente, en blanco. Vos ni siquiera roncás. Los peluches con los que intentamos distraer a la pequeña felina están esparcidos por todas partes, abandonados a morir entre aquellas garritas.

Afuera, el silencio y el calor. La calle desierta.

El mundo se termina.

Adentro, la oscuridad y las preguntas.

«Y, ¿ahora?».

«¿Qué hago con todos esos proyectos enormes, si no veo cómo cumplirlos?».

Aquella época, en la que fuimos tan ingenuos de creer en un futuro construido por nuestros esfuerzos, se ha ido.

Dejo la máquina encendida y busco el mate. Una vez cebado, vuelvo a la cama y me pregunto:

«¿Será esto crecer?»

«¿Todos los adultos habrán visto morir sus sueños de esa forma?»

Estoy segura de que no. Nuestros padres siguen siendo unos ingenuos. Luchan contra estos gigantes todos los días, pierden, se vuelven a levantar, caen otra vez. Es un ciclo agotador, que no los lleva a ninguna parte. Y siempre pasa lo mismo. Cada década, el reloj del caos se pone en cero de nuevo. Mi pregunta, entonces, es:

«¿Cómo lo hacen?»

El tren en mi cabeza da la vuelta completa. Alguna nube pasa frente al sol por un instante, para irse y traer la luz en una nueva forma. Me quedo en blanco, por un momento, con la vista en la pared, mientras sorbo el mate despacio. De pronto, veo el panorama desde otro lugar.

Y pienso que, a lo mejor, es eso. Tan simple como saber que siempre habrá una nueva oportunidad de volver a pelear. Juntos. Lado a lado, con los nuestros.

Es un buen consuelo, por el momento.

«¿Lo hago mío? ¿Dejo que mi mente lo asimile también?».

Suspiro y te miro de nuevo. Estás tan tranquilo.

La gata sube a la cama y se echa junto a tu hombro izquierdo. Dejo todo a un lado y me recuesto con los dos. Mina empieza a ronronear, despacito. Vos te movés, apenas. Y te tomo de la mano. Sin dudar, entrelazás tus dedos con los míos.

Sonrío. Empiezo a creer que, a lo mejor, vamos a poder con la próxima batalla. Y debo decir, que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido.

***

Aquí está mi aporte al tercer reto de Gym para escritores de Soñando uno de tus sueños. Cómo me costó sacar algo de esta frase.

Escribí esto, pensando en la ansiedad de fin de año, en los proyectos que van siendo descartados (por diversas razones) y en las necesidades que después vienen a llenar otros proyectos. Porque la vida para mí es eso, solucionar nuestras necesidades a base de planes. A veces me siento una brujita trazando objetivos en mi guarida del fin del mundo. No estoy loca, pasa que los medios nos ponen en la cabeza que estamos en el apocalipsis, por momentos. Y mis planes no siempre se cumplen. Pero supongo que hay veces que es mejor que la vida nos sorprenda (o eso quiero creer, total, qué más da el camino que no recorrí, no es mío, tengo que dejarlo ir). También tengo que agradecer esa pequeña tranquilidad de no hacer nada que aparece de vez en cuando. Hace falta. Y la mano de los que quiero, que está ahí cuando permito que me alcance. En resumen. Brindo por todo eso y les deseo un muy feliz comienzo de año para todos.
¡Feliz Navidad!

¡Feliz Navidad!

25 diciembre 2019


Dulce descanso

Dulce descanso

24 diciembre 2019

Era verano, el viento de la costa nos daba un descanso del calor. Los turistas llenaban cada rincón, no había lugar para sentarse en la peatonal de ese pueblo sureño. Así que caminé sin detenerme, pero sin apuro. Si no tenía cuidado, alguien podía llegar a notar mi presencia. Me preocupaba en vano, por supuesto. Un hombre vestido de Papá Noel era lo más normal en diciembre. Yo solo quise probar ese nuevo sabor de helado. Luego terminaría el reparto.

Las palabras del reto de diciembre: Turistas, descanso, caminé.

Microcuento escrito para el reto Cinco líneas de Diciembre de Adella Brac. Acá la navidad es calurosa y la relacionamos con estar en chancletas y, si conseguimos ir al río o una pileta donde chapotear, mejor aún. Este año, voy a encerrarme con el aire acondicionado recién instalado y a brindar por todos ustedes.
Las guías de la bruja: Vías de escape. Compendio práctico de portales a mundos de fantasía. Harrow E. Alix

Las guías de la bruja: Vías de escape. Compendio práctico de portales a mundos de fantasía. Harrow E. Alix

14 diciembre 2019

Título: A Witch’s Guide to Escape: A Practical Compendium of Portal Fantasies
Autor: Harrow E. Alix
Editorial: Publicado en Apex Magazine (Apex Book Company)
Año publicación: 2018
Género: Relato corto. Fantasía
Encuentralo en: Apex Magazine (en inglés) - Traducido al castellano


Opinión personal: Encontré Las guías de la bruja: vías de escape, por pura casualidad. En realidad, ya no recuerdo cómo, así que si llego a hacerlo, dejo estas líneas disponibles para su edición en el futuro. Lo más importante es decir que este relato, ganador del premio Hugo y de otros reconocimientos de los lectores, me dio momentos agridulces y algo de nerviosismo, pero también me dejó con una gran sonrisa por lo bien escrito que está.

Si hay algo que se nos critica a los que escribimos y leemos fantasía, es la falta de conexión con los asuntos de este mundo, el nuestro. Cada vez que escucho algo así, no puedo estar más en desacuerdo. Si alguno de ustedes es fan de sagas como The Witcher o de autores como Terry Pratchett, Neil Gaiman o Brandon Sanderson, -y yo soy todas esas cosas-, podrán dar los ejemplos de las problemáticas actuales que se pueden tocar en un mundo de fantasía. Incluso si lo ambientamos en una supuesta Edad Media o en medio de un grupo de brujos, elfos y gnomos. Cada personaje representa a una problemática de la sociedad.

En "Las guías de la bruja: vías de escape...", nos encontramos con una bibliotecaria muy interesante. En el sentido brujeril, claro. Y los casos de los jóvenes que van a tomar prestados los libros nos dan mucho que pensar. Porque sí, los libros se ponen felices al ser tomados de sus estanterías. Y la guardiana de éstos siempre encuentra la forma de recomendar el más indicado al que lo necesite.

Se puede ver que la adolescencia es un período muy difícil para algunos y que, en ocasiones, un libro puede ser un gran amigo. Sí, ya sé que van a acusarme de cursi fanática de la lectura, pero creo que ningún videojuego, ninguna lista de reproducción de videos y ninguna cantidad de likes en las redes sociales me hubieran dado las horas de entretenimiento que me dieron los libros que descubrí durante la secundaria.

Si pudiera convertirme en una de las brujas que administran esa biblioteca, lo haría. Por lo pronto, seguiré recomendando esta historia a todos. Vayan a leerla. Es gratis.

Calificación:
Apto para: Lectores de relatos. Aficionados a la fantasía. Gente buscando un portal mágico, por las razones que sean.
No apto para: Los de Servicios Sociales. Gente sin imaginación. Cazadores de brujas.
Dulzura: La narradora. Los libros, en sí.
Acción: No hay en esta historia. 
Sangre: Tampoco encontrarán. No, al menos, en primer plano. 
Sexo: No es el centro de la historia. Ni la periferia. Solo una mención algo triste, que uno puede imaginar.

(Aviso: No pongo más puntaje en números. Si lo terminé de leer es porque lo disfruté. Los que no termine irán en otra sección.)
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