Creía que nunca iba a volver a pasar por eso. Que los malos momentos se habían ido, con su inmadurez y su indecisión. Que la sensación de ser la más estúpida del planeta no iba más con ella. Que aguantar el impulso de preguntar a gritos ¿qué mierda es esto?, nunca más sería necesario. Pero, apenas había salido de la sartén, se había caído en el fuego. Su brújula estaba descompuesta, eso era seguro. Así que iba a tirarla. Y a empezar de nuevo.
Palabras de marzo: Sensación, aguantar, malos. (Me vinieron perfectas, claro que sí. Soy un desastre. Mejor me dedico a seguir con el blog, esto de salir con gente ya no se me da tan bien como creía. Y basta de ventilar, volvamos a ser neutrales, caramba).
Micro para el reto de las cinco líneas, de Adella Brac, del mes de marzo. Tengo que ponerme más las pilas con la escritura, a ver si me saco el óxido que traigo.
Y pronto se vienen más cosas. A pesar de que anduve desaparecida, no he estado inactiva. Se vienen algunas reseñas (he estado leyendo, oh, sí) y para la próxima me pongo con la ficción. Aguante la ficción.